APRENDIENDO A APRENDER

“La mente que se abre a una nueva idea, jamás volverá a su tamaño original”

Las sensaciones son el alimento del que se nutre el sistema nervioso.

Por ello, es importante que nuestro cerebro este continuamente y sobre todo en etapas tempranas en continua percepción de sensaciones variadas que nos ayuden a crecer y madurar.

Más allá de los cinco sentidos hablaremos de los ocho sentidos, nos ayudaremos de ellos para nuestro desarrollo: el sentido de la vista, el oído, el gusto, el olfato, el tacto, el sentido propioceptivo, el vestibular y el sentido visceral.

Algunos de ellos recogerán sensaciones y nos informarán de lo que sucede en el exterior del organismo como la vista o el oído, otros nos informarán del lugar que ocupa nuestro cuerpo en el espacio y su movimiento como es el sentido propioceptivo o vestibular y otros recogerán información de lo que ocurre dentro de nuestro cuerpo como el sentido visceral.

Todas las sensaciones percibidas por alguno de estos sentidos estarán a su vez relacionadas con otros datos de otros sistemas sensoriales produciéndose por tanto un procesamiento y una intercomunicación por ejemplo a nivel del tronco encefálico o la corteza cerebral.

La interacción de todos estos sistemas sensoriales y motores hará que se establezcan infinitas conexiones que den significado a la sensación y objetivo al movimiento.

El sistema vestibular es el sentido que organiza el conjunto, cobra especial importancia pues es el sentido que toman de referencia el resto ya que es el que nos relaciona con la gravedad y con el mundo físico. Se entiende por tanto que cuando este sistema vestibular no funciona adecuadamente no interpretamos con precisión el resto de sensaciones.

Cuando el cerebro y todos los sentidos trabajan al unísono, el cerebro se adapta y aprende sin complicaciones pero este proceso que usualmente se produce de manera natural en la mayoría de individuos supone la base de muchas disfunciones en aquellos niños que tienen dificultades en su integración sensorial.

Por lo tanto, diremos que todas las sensaciones que percibimos desde bebés serán la base sobre la que el niño creará nuevas habilidades en todas las áreas de su desarrollo, donde deberá existir un buen registro de la sensación, una buena modulación, una buena interpretación y una buena respuesta.

El cerebro al nacer sabe cómo integrar un conjunto mínimo de sensaciones sobre las cuales deberemos crear nuevas sinapsis neuronales, ampliando la información y conocimiento del mundo que nos rodea, facilitando el proceso y necesitando cada vez menos energía neuronal para llevarlo a cabo la próxima vez.

Bibliografía
“La integración sensorial en los niños” A. Jean Ayres

Esther Perez Domene
Terapeuta Ocupacional y Fisioterapeuta

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